La degradación del bosque, se define como la disminución de la capacidad del bosque para suministrar bienes y servicios. Asimismo, conlleva una reducción o pérdida de la productividad biológica o económica y la complejidad de los ecosistemas forestales que da lugar a la reducción a largo plazo del suministro general de beneficios derivados de los bosques, entre los que se incluyen la madera, la biodiversidad y otros productos o servicios (FAO, 2020). Por otro lado, la degradación del bosque conlleva a la alteración de la configuración del hábitat, la pérdida de superficie forestal y conectividad, y al aumento de la exposición a los usos humanos de la tierra a lo largo de los límites de los fragmentos.
En el Instituto SINCHI, se mide el fenómeno de la degradación de los bosques a través del seguimiento de un tipo de coberturas de la tierra denominado “Bosque fragmentado”. En este caso, el término fragmentado hace referencia a la forma como se deterioran los bosques nativos por procesos de perforación de su continuidad horizontal a causa de la implantación de otras coberturas de origen antrópico como pastos, cultivos o vegetación secundaria, en pequeñas áreas. A través de su medición y monitoreo constante, es posible la identificación de áreas que en un futuro pueden constituirse en áreas con Pérdida de bosque.